Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

lunes, 16 de enero de 2012

EL DÍA MÁS TRISTE: propósitos y despropósitos del año nuevo



Me despertó el silencio de la nieve. El pronóstico del clima había anunciado una nevada durante la noche pero al acostarme ya de madrugada, aún no había iniciado. Especulé con la posibilidad de que hubiese fallado, después de todo la meteorología debe estar más emparentada con la aeromancia que con la ciencia. Sin embargo, por la mañana ahí estaban cayendo los copos de nieve que José Emilio Pacheco describiera en Noche y nieve:
 
Me asomé a la ventana y en lugar de jardín hallé la noche
enteramente constelada de nieve
La nieve hace tangible el silencio y es el deplome de la
luz y se apaga
La nieve no quiere decir nada: Es sólo una pregunta que
deja caer millones de signos de interrogación sobre el
mundo.
 Fue la primera nevada de este invierno, y por lo tanto del año que recién acaba de comenzar. Coincidió justo con el denominado Blue Monday: el día más triste del año. Si bien es una designación por demás discutible, gracias a una fórmula desarrollada por el sicólogo Cliff Arnall, profesor de la Universidad de Cardiff, en el año 2005, en la que mediante una ecuación matemática que incluye media docena de elementos: el clima, las deudas, el lapso transcurrido después de los festejos navideños, el índice de motivación, la sensación de que ha llegado el momento de tomar decisiones y -lo que a mí me parece más sombólico-, el tiempo de confrontar lo que se suele denominar propósitos de año nuevo y que, a estas alturas, ya empezaron a ceder ante la realidad de las costumbres y vicios propios. Hace unos días lo expresaba de esta manera en mi poema Brindis:
 
Amanece enero con su resaca,
despropósitos de la imaginación
ya la rutina se encargará
de recuperar los viejos hábitos.
 La estructura de mi novela Decir adiós es morir un poco se divide en tres actos, al estilo de las obras teatrales. Esto es lo que dice en su capítulo octavo, justo al principio del segundo acto:
 "A finales del año, en México, nadie conoce lo que es una cruda. Es una misma borrachera prolongada que provoca la sensación de que hasta la crisis se ha ido de vacaciones. Eufemismos etílicos porque la crisis ha pasado a ser el estado permanente de las cosas, la normalidad es su excepción. Como quiera que sea, todo es pura nugacidad decembrina que en enero expía su penitencia. Al margen de las creencias religiosas, es el momento de conocer el purgatorio. Pero tú y los demás, todos, saben que siempre se sobrevive. Es tan sólo el precio a pagar por los derroches y con ello se cumple otro de los ciclos típicos de la vida nacional."
Para los chinos radicados en países occidentales esta fecha no tiene ningún sentido, ellos festejarán la llegada del año nuevo el próximo lunes, 23 de enero. Aunque conozco a muchos que lo celebran por partida doble, tanto el último de diciembre como el de su propio calendario. Tal vez eso les permita deprimirse menos ya que pueden tratar de engañarse una vez más. Para cuando les llegue la supuesta depresión a la que se refiere el profesor Arnall, ya serán mediados de febrero y para entonces, como quiera que sea, la vida va.


Jules Etienne