Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

lunes, 20 de febrero de 2017

Carnaval: NOVIEMBRE, de Gustave Flaubert

"... el viento sacudía la vela. Fue a quitarla de encima de la chimenea y la puso sobre la mesilla de noche."

(Fragmento)

- ¡Ah, pero esta noche sí! Esta noche, toda la noche para nosotros dos, ¿verdad? Como tú, así querría que fuese mi amante, joven y lozano, que me quisiera profundamente, que sólo pensara en mí. ¡Oh, cuánto lo amaría!
 
Y lanzó uno de esos suspiros de deseo ante los cuales incluso Dios descendería de las alturas.
 
- Pero ¿no tienes ya un amante? -le pregunté.
 
- ¿Quién? ¿Yo? ¿Es que a nosotras nos ama alguien? ¿Piensa alguien en nosotras? ¿Quién quiere tener algo que ver con nosotras? Tú mismo, ¿te acordarás de mí mañana? Tal vez te digas: «Vaya, ayer me acosté con una chica». Pero ¡brrrr! ¡La, la, la! -y se puso a bailar con los puños sobre las caderas, con pasos horribles-. ¡Qué bien que bailo! Mira, echa un vistazo a mi disfraz.
 
Abrió el armario. Sobre un estante vi una máscara negra y un dominó con cintas azules. También había, colgados de un clavo, unos pantalones de terciopelo negro con galones de oro, restos marchitos del anterior carnaval.
 
- Mi pobre disfraz -dijo-. ¡Cuántas veces lo he llevado al baile! ¡Este invierno sí que he bailado!
 
La ventana estaba abierta, el viento sacudía la llama de la vela. Fue a quitarla de encima de la chimenea y la puso sobre la mesilla de noche. Una vez junto a la cama, se sentó allí y se puso a reflexionar profundamente, con la cabeza inclinada sobre el pecho. Tampoco yo hablaba, me limitaba a esperar.

 
Gustave Flaubert (Francia, 1821-1880)

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